sábado, 23 de enero de 2016

Es que las bocinas ya no dan más

Querida Silvia:

¿Recuerdas cómo te gustaba usar un envase de litro para llenarlo de agua en la regadera y echártelo encima, ahí mismo: en la regadera, bajo el chorro de agua?

Siente el gusto que tenías.

Y cuando sentías en la boca, la espuma del gas de una Coca Cola helada servida en un vaso de vidrio. ¿Te acuerdas?

Luego un vaso de Nestea, después de hacerle uno a tu mamá -que juraba que eras la mejor del mundo haciendo Nesteas-. ¡Cuánto gusto!

Y sin embargo, cada vez menos, ¿verdad?

No es que fuera menos, sino que estaba a menor volumen: como si el sonido de los archivos de audio tuviera el mismo volumen, pero con los años le fueras bajando al volumen de las bocinas. ¿Me explico? Y ahora las bocinas ya no sirven.

Los gustos siguientes fueron complicados, dejaron de depender de ti misma. Tendrá que ver con eso...

Pero, ¡eh! Hay montones de bocinas a buen precio, y hasta podrías encontrar algunas de segunda mano en un bazar, ¿a quién le importa? Hasta podrías afinar el oído y aprender a escuchar las bocinitas de la laptop.

Silvia Parque

2 comentarios:

  1. Un texto placentero, anima a no darse por vencidos. Y a veces hace falta ese ánimo.

    Saludos.

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    1. Gracias, Beatriz, qué bueno que pueda dar ánimo.
      Saludos.

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