martes, 7 de abril de 2015

Remedio para los pies

Cuenta la leyenda que cuando yo era bebé, nada más me dormía en brazos de mi madrina. Luego se aclaraba que mi madrina me acunaba cuando yo ya había pasado por otros tantos pares de brazos; "ya te agarraba cansada", dice mi abuela.

Quién sabe si mi madrina tenía el toque especial que le hacía falta a mi sueño, o si el resultado era la suma de todos los intentos. Hoy lo he recordado porque me dolía mucho un pie, y después de haberlo puesto bajo el agua caliente, y de haberlo sobado con árnica, lo que funcionó es sentarme con las piernas extendidas y los pies en alto. Si se vuelve a ofrecer, empiezo por esto último.

Silvia Parque

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