No son las cosas que frustran, ni la frustración en sí misma, y en realidad, tampoco es el hecho en sí de que se repitan las frustraciones, sino la conciencia de que se repiten. Por ilustrar: si yo fuera una estudiante que reprueba continuamente sus asignaturas, el desaliento mayor no sería por reprobar, ni por lo que pienso y siento cuando repruebo, aun cuando esto se repita una y otra vez; sería por el darme cuenta de que repruebo una y otra vez. Creo que esta conciencia activa un mecanismo golpeador de autoestima y de expectativas. Pero también puede ser el detonante para cambiar de rumbo.
Silvia Parque
Comprendo lo que dices. Por un lado la valentía de dar un paso, por otros la frustración de ver que no avanzas. Y el cuerpo que te pasa factura de la tensión. Un beso.
ResponderEliminarMe acompaña saberme comprendida :)
EliminarUn beso, Susana.
Supongo que la frustración principal termina siendo darte cuenta de que eres incapaz de tomar las decisiones necesarias para que esa dinámica cambie, y eso entre otras cosas te enfada contigo misma.
ResponderEliminarBesitos
A lo mejor en algún momento; en mi caso, ocurre que ideo decisiones según yo nuevas para que la dinámica cambie, y no parecen ser muy exitosas. Pero estoy aprendiendo a apreciar los pequeños cambios, sobre todo los cambios que implican un cambio en mi posición :)
Eliminar¡Besitos, Inma!