miércoles, 19 de marzo de 2014

Pedir y no pedir

Creo que es importante aprender las siguientes dos cosas:

- Pedir sin limitar el tamaño de la petición. No escatimar, ni posicionarnos en el lugar de quien recibe la petición; esa persona por sí misma, habrá de considerar sus posibilidades, y dirá "sí" o "no".

Al niño hay que dejarlo que pida un dragón para su cumpleaños, si eso quiere. Eso de ninguna manera quiere decir que haya que conseguirle uno. Siempre conviene tener claridad en lo que se quiere obtener, y si se trata de algo que se obtiene a través de otros: ir por ello, por ejemplo, a pedirlo. Da igual si es algo material, una prerrogativa, algo afectivo: "al que no habla, Dios no lo oye". Puede convenir, por estrategia, pedir menos de lo que se quiere obtener, pero en tal caso, la pequeña petición es forma que envuelve a la petición de mayor tamaño.

- No pedir lo que representa para aquel a quien se pide, ir en contra de sí mismo. Creo que esto debería ser un principio del mismo nivel que la prohibición de la esclavitud. Es evidente que no se debe pedir a alguien que se mate; pero tampoco se debe pedir a alguien que renuncie a su vocación, que deje de buscar el amor o cosas por el estilo. Creo que a ningún cuerdo se le ocurriría llegar con el jefe a decir: "por favor, renuncie y recomiéndeme para su puesto". Pronto aprendemos convenciones sociales sobre lo que "no se presta" y por tanto, "no se pide", como el cepillo de dientes.

Pero a menudo pedimos a las personas que declaren en contra de sí mismas o que se queden sin su tiempo de descanso por nuestra causa.

Silvia Parque

4 comentarios:

  1. Creo que para ser feliz lo primero es saber lo que puedes desear y lo que no. Un beso.

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  2. Pues tenemos un problema porque yo no sé pedir. No me gusta ni pedir ni que me pidan. En cuanto a lo primero, me empecino en que no debería ser necesario, que igual que yo estoy siempre pendiente de las necesidades de los demás y de ayudar en todo lo que puedo, debería recibir lo mismo a cambio, por supuesto no sucede, me encabrono, pero no pido, me humilla pedir, es más, si lo hago lo que obtengo ya no tiene valor para mí porque he tenido que pedirlo.
    Me estoy centrando en "pedir" a la gente que tienes alrededor como puedes ver, y lo que ocurre es que he aprendido justamente lo contrario, a no pedirle a nadie más de lo que es capaz de ofrecer voluntariamente, a aceptarlos con lo poco o mucho que dan o no aceptarlos, en lugar de dejarme los cuernos pretendiendo modelarlos a mi gusto.
    En fin...luego me siento insatisfecha y me cabreo, pero sigo sin saber pedir.
    Besitos

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    1. Hay cosas que no se piden, y que he descubierto que es un gran error pedir; está totalmente fuera de lugar pedir "quiéreme". Pero casi para todo lo demás, "al que no habla, Dios no lo oye", ni las personas tampoco :D
      No nos podemos adivinar el pensamiento. Yo puedo estar al pendiente de las necesidades de otra persona, quien sea, a mi manera, y resulta que esa persona lo necesitaba de otra manera, o sus necesidades eran unas que yo no vi.
      ¡¡Besos, Inma!!

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