Yo me he vuelto valiente en el último par de años, por necesidad. No tengo predilección por esta característica, pero cada vez me convenzo más de que es indispensable para hacer una vida, y voy apreciando mi valentía y la de los demás.
Creo que hace falta ser valiente para buscarle el modo a la vida, cuando lo importante ha salido mal; pero reconozco la valentía de quien decide matarse y lo hace -no en todas las circunstancias: no veo valentía en el arrebato-. Creo que es de valientes terminar con una mala relación amorosa, pero también hace falta valentía para permanecer y tratar de ir a mejor. De igual modo, hay valentía en aceptar un reto laboral o vocacional, pero también en ir contra la dinámica del éxito y decir "no".
Algunos dicen que es de valientes decidir o hacer, una cosa u otra; yo creo que la valentía está en la toma de una decisión que te mueve de donde estás.
Silvia Parque
Yo no soy nada valiente Silvia. Soy fuerte y cuando me encuentro con el problema resuelvo porque no me queda otra, pero muchas veces precisamente me encuentro con ese problema por no haber tenido la valentía de resolver o tomar decisiones antes, dejo que las cosas se agoten por si mismas sin intervenir y luego ya me toca espabilar. Esa es una de mis frustraciones, enlazando con otro de tus posts.
ResponderEliminarBesos
Yo estaba igualito que tú, Inma... bueno, primero no era fuerte; me hice fuerte o me reconocí fuerte, y ahora, hace muy poco, me he estado haciendo o reconociendo valiente, precisamente por resolver o tomar decisiones en lugar de dejar que las cosas rueden hasta acomodarse, desbaratarse o caérseme encima. Eso no quita, claro, que me de un miedo atroz moverme o ver las cosas moverse. Pero hago con todo y miedo... A veces, no. A veces me retraigo y me quedo quieta, o me enojo, o lloro. Pero creo que con más frecuencia cada vez: resuelvo, decido, hago... me cuesta un montón -lo que más me importa-, pero en esas ando...
EliminarMuchos besos, Inma.