miércoles, 26 de marzo de 2014

Hay facilidad construida

Yo prefiero lo fácil; además, sostengo que lo que "nos corresponde" es fácil. La vocación decanta las dificultades de lo que toca, dejándonos el camino transitable y disfrutable. Y la vocación no nada más se refiere a la elección de carrera o trabajo, sino a esa inclinación por cumplirnos a nosotros mismos, desarrollándonos de la manera en que dicta el anhelo profundo del corazón. Eso quiere decir, por ejemplo, que si mi vocación es la vida en el campo, no me va a pesar amargamente la experiencia de estar en contacto con animales no invitados a mi casa: son parte del paquete; probablemente le pesarán a quien tenga "vocación urbana".

Pero la vida no es echarse a recibir las cosas que queremos, como si fueran a darse -y a dársenos- por generación espontánea. Hay que hacer las cosas; a veces hay que esforzarse y a veces el esfuerzo es duro: hay esfuerzo que duele.

Imagino a un deportista: si está en el deporte que de verdad "es lo suyo", no va a sufrir cada vez que despierte temprano para ir a entrenar; pero eso no significa que desconozca la tentación de quedarse un ratito más en la cama, o que no le cueste el llevar al cuerpo a un mejor desempeño.

Muchas cosas que valen la pena, no son fáciles del tipo de estirar la mano y tenerla hecha; pero creo que si las queremos verdaderamente, podemos facilitarnos el tránsito a conseguirlas. Creo que si recordamos por qué queremos eso, podemos encontrar nuestro propio camino a obtenerlo, y ese camino propio, a nuestra medida, será cómodo, o al menos, menos incómodo que otros caminos. Ya adentrados, seguro hay un punto en que seguir avanzando empieza a ponerse fácil. Construimos la facilidad.

Silvia Parque

2 comentarios: