En principio, prefiero los establecimientos que pueden facturar; soy de quienes preferirían comprar al negociante más pequeño o al negocio más local, pero evidentemente, no si me voy a ver afectada.
Luego, me fijo en cómo me tratan los negocios; si el encargado de facturarme se porta como si fuera una molestia o me hace más engorroso el trámite: puntos menos; si la página para la facturación electrónica está "en reparación": puntos menos; si la persona que me atiende olvida mencionar que yo debía ir por la factura en los últimos días del mes, pero no después del día 25... puntos menos -en este caso en específico, compensados porque el pan está realmente bueno-.
Silvia Parque
No hay comentarios:
Publicar un comentario