sábado, 7 de diciembre de 2013

Aprendiendo a decir "no"

Cuando los niños pequeños aprenden a decir "no", aprenden mucho más que una palabra. Antes de eso, sus reacciones de rechazo o de molestia son simplemente reacciones de un animalito inteligente. Que se detuvieran cuando oían "no", respondía al mismo condicionamiento al que responde un perrito.

La consecución del aprendizaje de tan importante concepto, sucede al tiempo del aprendizaje de la palabra y los gestos para decir con claridad "no". Como fascinada por esta adquisición, la personita empieza a decir que "no" a muchas cosas; sobre todo al hecho de que alguien tome algo que es suyo -o que considera suyo-. Está ensayando. Está probando. Es genial: dice "no", y algo sucede. De lo que suceda, dependen algunas conclusiones básicas que empleará para moverse en el mundo.

Decimos que "por favor" y "gracias" son palabras mágicas, pero "no" es mucho más poderosa. Digamos que es magia avanzada y muchas de nosotras, temerosas de sus efectos, la guardamos -más a fuerza que con ganas-, en un lugar remoto del que no podemos acordarnos... tal vez en una caja de plata y hierro cubierta de cera.

Pero resulta que el "no" es la herramienta que labra los límites de nuestra identidad, y apuntala el ejercicio de la voluntad. Así que nos hace falta. Un día despertamos y más que ninguna otra cosa, necesitamos volver a aprender a decir "no". Ir a buscar el "no" originario, resulta oneroso. Ya se sabe que es común que cuando algo se pierde, apenas conseguimos un repuesto, aparece lo perdido.

Silvia Parque

6 comentarios:

  1. Nunca se me había ocurrido pensarlo...Si el "NO" es una de las primeras palabras que aprendemos, imprescindible para empezar a reafirmar nuestra personalidad ¿porqué luego se nos obliga a olvidarla para socializar y se nos convence de pequeñitos de que está mal vista? Luego de mayores necesitamos dios y ayuda para poder recuperarla y utilizarla.
    Yo todavía no lo he conseguido.
    Besos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. En esas estoy... Creo que apenas dejé de ser niña, me fue fácil decir "no, gracias", a ofrecimientos que no quiero aceptar, y que otra gente acepta por no quedar mal o no hacer sentir mal a quien brinda el ofrecimiento. También, más o menos me es fácil decir que no, a lo que decido que no quiero en ámbitos laborales, comerciales o de ese tipo... ¡Pero ay, de mis "no" en la cosa afectivo-amorosa! Se me entripa la palabrita. La digo y la retiro, me disculpo; parece que le tengo miedo; hasta hace poco: mucho miedo. Creo que es porque eso nos separa de los otros, y es un riesgo separarse de los otros; es un riesgo para una, y para los otros, que en lo general, pondrán resistencia a la separación. Cuando digo "los otros" me refiero a la sociedad, a un grupo, o a una entidad que se forma con dos personas en relación. Cuando digo "separación", me refiero a la mera distancia del "tú eres tú, yo soy yo, somos diferentes", que puede llevar al "somos incompatibles", o al "somos enemigos"...
      Yo digo... trataré de redondearlo en otra entrada...
      ¡Besos, Inma!

      Eliminar
    2. Sí, me quedo con el miedo al "somos incompatibles" que puede llevar al ¿que hacemos juntos? preguntas que antes de más joven perseguía y forzaba hasta que me di cuenta de que no me gustaban las respuestas a las que llegaba el otro, ahora ya no indago y sobre todo no obligo a nadie a indagar en su interior, por si acaso.
      Me he ido del "no" a las preguntas jaja

      Eliminar
    3. Es que hay indagaciones que nada más son querer buscarle tres pies al gato, y se le van a encontrar, aunque tenga cuatro, porque para tener cuatro tiene que tener tres... pero el miedo a empezar a hacernos preguntas, o a que surja la cuestión aunque la pregunta no sea explícita, a veces hace que nos repleguemos para que no se note nuestra separación, que siempre existe; en términos concretos: nos reprimimos de decir "no", para que no se note que "somos aparte" de aquel o aquello a lo que decimos "no", y entonces que no se vaya a evidenciar que podríamos "quedar aparte" o "apartarnos"... no sirve, porque lo que se tiene que evidenciar de todas formas se hace evidente... o eso, o terminamos perdidas en el otro o en la ilusión de estar-tan-con-el-otro... Algo así, yo creo ;D

      Eliminar
  2. Es una de la cosas que más le agradezco a la vida. Mi facilidad pasmosa para decir NO. Y con los años se ha ido acrecentando de manera exponencial. :P
    Besazo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Qué maravilla! Alguna gente cree que también tengo gran facilidad par decir "no", porque la tengo en unos ámbitos, pero no la he tenido donde más la he necesitado. Espero con los años, poder decir lo que tú ;)
      ¡Beso, Dolega!

      Eliminar