jueves, 21 de noviembre de 2013

Las decisiones que pudieron cambiar mi vida

Inma escribió "Las decisiones que pudieron cambiar mi vida" y le copio -así de plano-. Las edades elegidas son las que eligió ella; las mías, creo que hubieran sido otras, pero estoy copiándole. Así queda:

Despierto. Tengo 15 años. Sigo teniendo fantasías sobre irme de la casa, pero un hombre me ha dicho "tienes un amigo aquí" y ahora sé a dónde iría. Participo en un taller literario; es mucho mejor que el anterior. Estoy interesada en el mundo, leo mucho y el sexo hace fiestas en mis palabras y en mi cuerpo. Daré mi primer beso y concluiré que siempre tengo lo que quiero, aunque a veces tarde en llegar.

Despierto. Tengo 17 años. Meto a un novio en el lío de mi complejidad, mientras me meto en el lío de la complejidad del hombre a quien me voy pegando. Mi vida está llena de sexo y textos y se siente estupendo, aunque a veces me conflictúa mi casa y se me sale de las manos lo del noviazgo. Escribo menos que antes, pero he publicado algo y sé que escribir es lo que haré toda la vida. Sigo siendo una estudiante de dieces, pero la escuela ha pasado a segundo plano; se lo he dicho a mi mamá y hasta voy a reprobar cálculo -pre cálculo- y no va a importarme.

Despierto. Tengo 19 años. Estudio Psicología. Escogí la carrera porque me serviría para escribir, pero ahora escribo solamente los trabajos para la escuela; eso me apasiona. La impresión de mi primer profesor de Metodología me deja la imagen de lo que seré al graduarme. Tengo una amiga que no hubiera creído. Estoy poco en la casa. El hombre que quiero me constituye -a veces decimos que somos hermanos-; me ha hecho bonita y libre.

Despierto. Tengo 20 años. Soy la mujer del hombre que quiero. Hacemos y deshacemos en un mundo privado donde voy a vivir para siempre. Vivo un de todo increíble de goce. En cuanto a la escuela, me voy por el lado de la psicología social; lo mío será investigar y dar clase. Por cierto, aunque mi amiga y yo notamos que las profesoras que nos gustan están solteras -aunque se hayan casado alguna vez-, lo que pase para la mayoría no tiene que pasar para nosotras...

Despierto. Tengo 21 años. Quiero un anillo de compromiso. Quiero casarme. Sigue habiendo más sexo del que puede creer mi ginecólogo, pero también hay discusiones; acabaremos en terapia de pareja antes de la boda, que voy a posponer seis meses para esperar a graduarme. Eso sí: me siento muy querida. Entretanto, hago prácticas profesionales. Ya he participado en un par de investigaciones y haré una tesis.

Despierto. Tengo 33 años. Aprendo a estar sola. Amo. Anuncio mi renuncia en el trabajo.

-- 41... Vivo en familia, en una casa con un estanque. No veo si hay niños, pero parece que todo está bien.

Silvia Parque

12 comentarios:

  1. Es un ejercicio muy interesante, casi me tienta ir a intentarlo, ay, pero hay espejos en los que es difícil asomarse...

    Un abrazo, me gusta el final :)

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    1. Hay espejos que son como un lago encantado en una película de terror :)
      Me gusta pensar que si lo has leído, por necesidad cognitiva hubo al menos un esbozo de imagen de ese final en tu mente; según mi pensamiento mágico, entre más imagen, más posibilidad.
      Un abrazo, Taty :)

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  2. Sí que empezaste joven con tu pareja. Tal vez ahí estuvo el problema, muchos años juntos. Un beso.

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    1. Sí, Susana; el modo de relación que se puede establecer a los quince años, a los dieciocho, no puede ser el mismo que conviene a los veintiocho, a los treinta; hay que tener la madurez, habilidad, inteligencia o no sé qué, para ir cambiándolo conforme cambiamos; pero a veces es difícil. Para mí fue difícil. Sin embargo, fue bonito crecer juntos :)
      Un beso.

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  3. Curioso la cantidad de coincidencias entre tu vida y la mía...
    Besazo

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    1. ¿Sí, Dolega? Personas con muchos kilómetros de distancia, y coincidiendo :)
      ¡Beso!

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  4. Me gusta tu repaso. Y he soltado una gran carcajada con "Sigue habiendo más sexo del que puede creer mi ginecólogo". Eres muy grande cuando sueltas cosas así sin pretender hacer gracia.
    Las relaciones que comienzan tan pronto es poco frecuente que se mantengan, porque tienen que evolucionar, y eso es complicado. Pero cuando lo hacen son las mejores.
    Un beso Silvia

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    1. Qué amable, Matt :) Ese ginecólogo me preguntó con qué frecuencia tenía relaciones, y después de la respuesta me dijo que no era cierto ¡!
      Fuera de la cama, sí que es complicado evolucionar :/
      Un beso, Matt.

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  5. Joder! Que tarde llego, y que rabia me da!!!!!!!!
    Hay una gran diferencia entre tu ejercicio y el mío, supongo que eres consciente ¿verdad? No voy ni a comentarla, lo dejo ahí para que le des vuelta y vuelta.
    Me gustan sobre todo tus 41, por lo que tienen de posible, el resto es historia.
    Y....jaja, coincido con Matt, lo ha explicado muy bien, cuando sueltas esas frases tuyas como sin quererlo, tan naturales y tan divertidas, eres genial.
    Muchos besos

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    1. ¡Gracias, Inma! Me hacía ilusión que comentaras algo en esta entrada. Sí que hay diferencia, sobre todo en la forma, pero ¿gran diferencia? ¿Será que yo lo digo como con mucho gusto de lo que hubo?
      Me gusta que digas que mis 41 tienen lo suyo de posible :)
      ¡Muchos besos!

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    2. Exactamente. Aquí no hay amargura, ni rabia ni recriminaciones a una misma, lo explicas con cariño y amor ¿te parece poca diferencia?

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