Anteriormente, cuando paseaban por un espacio mayor, con más muebles y objetos, podía asumir que estaban detrás o a un lado de algo, camuflajeadas con algún color o escondidas por la sombra de alguna cosa. Ahora, segura de haber revisado cada punto de esta habitación, realmente no entiendo dónde se meten, y aunque mi razón me asegura que no han desaparecido, no deja de inquietarme que se haya dado algo totalmente improbable, como que al salir yo al baño, alguna haya sido capaz de empujar la puerta que debe ser unas cien veces más alta que ella "de pie".
Seguramente, las veré mañana.
Silvia Parque
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