Los niños decían: "pelirrojo mala suerte", y tocaban a cualquier otro niño mientras salían corriendo en huida del pelirrojo. A veces formaban una monstruosa red que repetía la cantaleta de: "el que no se quite se lo lleva la corriente". Y muy seguido, una de sus pelotas llegaba justo a mi cabeza. En realidad no muy seguido, pero más veces de las que habría sido normal... tal vez tres veces, pero no puede ser normal.
Los minutos pasaban lentísimo, sin el consuelo de la cuenta de cuántos se habían ido, porque no tenía reloj. Me quedaba cerca de un árbol; le daba vueltas. No sé por qué no leía.
Pero hice amigos; crecí. El recreo mejoró con el tiempo.
Silvia Parque
Mis recreos eran muy solitarios. A veces se perdona pero no se olvida. Un beso.
ResponderEliminarLos míos lo fueron hasta cuarto grado; en quinto empecé a disfrutarlos. Pero no pensaría en "perdonar" o "no perdonar". ¿A quién? Yo era la solitaria :)
EliminarPensé que eras solitaria porque te dejaron de lado.
EliminarMe dejaban de lado porque yo me apartaba. En el jardín de niños me daba mucho miedo el recreo: los demás niños se movían mucho y hacían mucho ruido. En la primaria no sabía cómo interactuar o jugar con los otros; siempre hubo una o dos niñas que se me acercaban y trataban de "juntarme", pero yo era "rara". ¡Todavía! :D Pero ahora ya sé qué hacer con eso :)
EliminarMe gusta tu planteamiento, la solitaria eres tú. Hay que asumir la responsabilidad y consecuencia de cómo somos. La mayoría siempre buscan al culpable fuera de sí mismo.
EliminarVolviendo al tema recreo en concreto: yo casi siempre lo disfrute mucho, me integraba con facilidad, aunque también recuerdo maldades ( pocas pero sonoras) aunque no fueran dirigidas a mi me molestaban.
Un beso!
La mamá de un amigo me dijo: "la misma distancia que hay de allá para acá, es la que hay de aquí para allá". Se refería a la distancia entre mi persona y los demás. Tenía razón.
Eliminar¡Un beso, Matt!
Me trae muchos recuerdos este post!
ResponderEliminarEn mi caso tenía épocas, rachas, o lo que fuere: de muy chico disfrutaba los recreos jugando a lo que acá llamamos "La Escondida"; a medida que fui creciendo me costó encontrar lo sustancial y solía, según el día, aislarme.
Saludos, Silvia!!
Es bonito recordar, Alan, aunque algunos recuerdos no sean festivos :) seguro que cuando te aislabas te estabas haciendo más tú mismo.
Eliminar¡Saludos!