domingo, 8 de septiembre de 2013

Dormir a las doce

Me preparo para irme a dormir a las doce.

Cuando a los niños no se les habitúa con naturalidad y desde siempre, a lo que los adultos de su casa consideran más adecuado, luego será difícil que cambien de hábitos; van a resistirse.

Con los adultos es peor. En el caso de los niños, la persona adulta a cargo tiene que soportar berrinches y regateos para sostenerse en lo que considera adecuado. Pero cuando una está a cargo de una misma, enfrenta berrinches -que los hay- y regateos de mucha mayor calidad. ¿Cómo no desvelarme, por ejemplo, si estoy leyendo un libro buenísimo, que es justo lo que necesitaba para sentirme bien?

Siendo las doce con un minuto, publico, y voy a la cama.

Silvia Parque

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