Luego de unos meses sin agenda, algo ocurrió: algo penoso e inofensivo, como olvidar un encargo. Sonreí ampliamente. Como la experiencia fue grata, la probé otra vez... y otra vez. Las cosas se acomodaban como podían, y dejé de preguntarme cómo cabría la vida en mi vida.
Cuando fue suficiente, y por el bien de mi carrera, volví a la agenda. Fue difícil, y se me quedó instalada la capacidad de fallar. Está bien.
Silvia Parque
Tengo una amiga esclava de la agenda, en la que apunta hasta cuando ha de limpiar en su casa.
ResponderEliminarYo jamás he sido capaz de usar una agenda. O se me olvida apuntar las cosas, o se me olvida mirarla. O miro la agenda y olvido lo que he visto justo después. Soy un desastre y la mayoría de veces que acierto con un encargo es por casualidad (o porque me lo recuerda mi amiga)
Besos
Como con el reloj o el celular, creo que la agenda es para estar al servicio de la persona, y hay que cuidar que no sea al revés: algunas personas viven para la agenda.
EliminarMientras no olvides lo verdaderamente importante, para qué complicarte :)
¡Besos, Telma!
Yo soy una esclava de la agenda ¿Para programar qué ? os preguntaréis. Mis múltiples citas jaja. Todo, todo lo apunto, incluso las faenas de casa como dice Telma.
ResponderEliminarA veces he querido hacer lo que dices Silvia, dejarme llevar, pero me pongo nerviosa, aún así he aprendido a no programar ni planificar con tanta antelación, y a veces hasta he olvidado cosas, y es realmente maravilloso descubrir que no pasa nada, no se hunde el mundo ni nada es irremediable
¡Es maravilloso! Luego una le agarra gustito a esa sensación y empieza a olvidar y a olvidar, y ya varias "al hilo" sí amenazan con causar estragos.
EliminarAhora yo llevo agenda para el trabajo, y mi agenda personal la uso en la parte de la planeación mensual, pero la del día a día, me falla; espero ponerme más en orden para poder sacar nuevos proyectos.