miércoles, 3 de julio de 2013

Más milongas... y esas cosas que dicen las mujeres que crían

Luego de que ACÁ hiciera honores a mi condición de premiada con la encomienda de contar "Las milongas de mamá", continúo en esta entrada:

La mayor parte de lo que me decían los adultos alrededor mientras crecía, tenía su contenido de verdad, solamente, algunas veces, estaba desproporcionado... o era inespecífico. Por ejemplo, mi abuela decía que si comía la masa de los hot cakes o de los pasteles, me empacharía, pero yo comía la masa que quedaba embarrada en el recipiente que ella había usado, o la masa que quedaba en las aspas de la batidora -esa me la daba mi mamá-, y no me empachaba. Crecí, me casé, y en los primeros días de mi hogar recién fundado, gozando la libertad de hacer lo que me viniera en gana, preparé masa para un pastel, y me la comí. Me empaché. La cosa es que mi abuela no era específica. Durante años, tuvo un problema porque yo "contestaba". Y es que yo no daba lata: tenía excelentes calificaciones y hacía lo que debía; pero lo que yo consideraba el ejercicio de mi legítima libertad de expresión y facultades argumentativas, mi abuela lo consideraba "contestar", así que la pobre decía: "no me contestes", y yo respondía: "no te estoy contestando"; ella se excitaba: "que no me contestes", y yo continuaba: "que no te estoy contestando", ad infinitum. Juro con la mano sobre las obras completas del Marqués de Sade, que yo no entendía que "no-te-estoy-contestando" era una "contestación". Si mi abuela hubiera hecho la abstracción correspondiente, mostrándome "cuando dices 'no te estoy contestando' estás respondiendo", y si hubiera indicado "ahora que yo termine esta oración, guarda silencio", además de haber detonado mi metacognición, yo habría entendido y lo más probable es que, de no haber dejado de contestar, al menos lo habría hecho a sabiendas. Pero bastante hacía mi abuela con criarme.

Criar implica transmitir creencias, y muchas veces, lo que se cree es infundado o falso -que no es lo mismo-. En este caso, cuando la persona que cría, cree verdaderamente cosas que no son, o al menos, que no se pueden justificar lógica o empíricamente, me cuesta llamarles milongas... pero sí, son cuentos. Entre estos cuentos que mi abuela creía, están los inofensivos, de la cocina. Cada invierno hacía bizcochos -ahora dirige a las demás hacedoras de bizcochos, porque se cansa-. Batía manteca vegetal con enérgicos movimientos rítmicos, que daba gusto ver. Lo hacía hasta que la manteca tenía una consistencia determinada, que no soy capaz de describir, y entonces, hacía una prueba: ponía un poco de manteca en un vaso de agua tibia; si flotaba, es que ya estaba lista. Hasta que crecí suficiente como para preguntar por el principio físico que explicara el asunto, y mi abuela se encontró sin respuesta, y se me ocurrió el experimento obvio: ¿qué pasa si pongo un poco de manteca recién salida del paquete, sin batir, en un vaso de agua tibia? Descubrimos, mi abuela y yo, que lo que pasa es que flota. Así el agua esté tibia o no, y la manteca esté nada batida, a medio batir o batidísima. Luego están los cuentos relativos al sexo, cuya premisa básica es que el sexo debe evitarse. Mi abuela en esto tampoco decía cosas específicas, pero sí decía "hay que tener mucho cuidado, porque mira: si te toma la mano, va a decir que te agarró el brazo; si te agarra el brazo, va a decir que te agarró el hombro"... lo cual no es ninguna tontería, efectivamente hay que tener cuidado, y hay hombres habladores; pero ni a los trece años estuve dispuesta a alimentar el cuento caduco de que mi valor como persona-mujer dependía de mi grado de evitación del sexo. Creo que las señoras de entonces tenían un sistema de puntos: la mujer que no evita el sexo,  pierde dos puntos; la mujer que busca el sexo, pierde diez puntos; la mujer que disfruta el sexo, pierde treinta puntos; la que lo disfruta y lo dice, pierde ciento veinte. Las mujeres de la casa de cada señora, éramos como sus fichas en el tablero del juego, y ellas ganaban o perdían en función de nuestra suma-resta de puntos.

Silvia Parque

8 comentarios:

  1. Tu abuela era una mujer de su época y te crió como la habían criado a ella. Un beso.

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    1. Sí, aunque con mucho más amor, comprensión y tolerancia, que la que tuvieron con ella.
      Un beso, Susana.

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  2. Me ha encantado como lo explicas. Disculpame, yo te incité a hacerlo y luego no he podido entrar a comentar, lo leí en su momento, pero no tenía tiempo para contestar y lo dejé pendiente.

    Me encanta tu historia con "contestar", es genial, y es tan "tú", está claro que desde pequeñita ya tenías tu peculiar forma de ver las cosas jaja.

    No sé, es la forma en que explicas las cosas Silvia, tienes un punto irónico tan sutil...

    "mi abuela decía que si comía la masa de los hot cakes o de los pasteles, me empacharía, pero yo comía la masa que quedaba embarrada en el recipiente que ella había usado, o la masa que quedaba en las aspas de la batidora -esa me la daba mi mamá-, y no me empachaba. Crecí, me casé, y en los primeros días de mi hogar recién fundado, gozando la libertad de hacer lo que me viniera en gana, preparé masa para un pastel, y me la comí. Me empaché. La cosa es que mi abuela no era específica" jaja, esa forma de terminar con "mi abuela no eres específica" es genial. No sabía como explicarte a que me refería.

    El caso, que me gusta cuando haces entradas más largas y te extiendes porque te disfruto más, aunque eres la mejor para decir lo que quieres decir con tan solo tres líneas, como puedes ver, yo no jeje.

    Muchos besos

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    1. Gracias, Inma, tú a cada rato me pones contenta. A mí me encanta cómo comentas, y cómo te extiendes al escribir; leo pocas cosas "extendidas", te leo a ti porque lo haces muy bien. Me ha llegado la hora de extenderme también, en otro espacio. Con tiempo o sin tiempo: allá voy.
      Sobre lo otro, te juro, de verdad, que yo no entendía que estaba contestando, y que lo de la especificidad me parece crucial... para cuando era adolescente, ya mi abuela empezaba con "sé que no tengo las palabras adecuadas...", pero es que, no es que yo fuera payasa respecto a usar las palabras adecuadas -que sí lo era-, es que yo necesitaba especificidad, por ansiosa :S
      Muchos besos, Inma... que sepas que cuando no comentas, se te extraña ;)
      p.d. Qué guapa niñita en el cuadrito de tu nombre.

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    2. Entra al blog aunque no haya entrada y verás, a ver si te gusta, le he dado un aire más divertido y fresco, o eso pretendía.
      ¿Vas a extenderte en otro espacio? Como te gusta decir sin decir, y me quedo con la curiosidad.
      Por cierto, el coriano va el martes una semana para tus tierras, bueno, tus tierras... como si Mexico fuera pequeñico, va a Monterrey y a D.F.

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    3. ¡Ah! Ahora mismo entro :D Te contaré mi proyecto ;)
      ¿Viene el coriano? :) Medio sí son un poco "mis" tierras porque una de mis hermanas vive en Monterrey, del DF estoy bien cerquita pero no me he dado oportunidad de ir en todo este tiempo que tengo en Querétaro, más que una vez y solamente a un restaurante a comer. Al menos desde la buena vibra, le estaré dando la bienvenida :)

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    4. No sé, al coriano D.F. no le gusta nada, en cambio Monterrey sí. Le acabo de preguntar, dice que nunca ha estado en Querétaro, aunque ha pasado cerca. Cuidadmelo aunque sea como tú dices con la buena vibra jaja.
      Lo del proyecto si te ape me cuentas, si no aquí, ya sabes el correo.
      Besitos, ahora voy a contestarte en mi casa

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    5. A mucha gente el DF no le gusta para vivir, pero pasar unos días ahí puede ser la gran cosa, está lleno de eventos y lugares atractivos :) Ten por seguro que te lo cuidaré, aunque sea con buena vibra ;)
      Ya te escribo :)

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