miércoles, 22 de agosto de 2012

¿Cómo no las voy a querer?

¿Y cómo no amar lo que hago?

Estábamos retrasadas en el programa de la materia, y debíamos cubrir unos temas, así que les pedí su colaboración para avanzar a través de una clase tradicional: se sentarían donde les pedí, yo explicaría mientras ellas guardaban silencio y las dudas esperarían hasta el espacio determinado por mí (una por una, levantando la mano). Fue un verdadero esfuerzo para mis universitarias del siglo XXI. Pocas cosas mostrarían mayor disposición: ¡hasta lo hicieron de buena gana!

Lo logramos.

Silvia Parque

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