domingo, 22 de julio de 2012

¿Quién podrá defenderlas?

Cuando terminé de almorzar, descubrí que el espacio de la mesa ocupado por mi plato estaba -está- notoriamente rayado. Según mi recuerdo, la madera no estaba rayada antes de que yo empezara a comer. El sentido común objetaría que más bien, no tengo el recuerdo de la mesa antes del almuerzo, y seguramente alguien más estuvo haciendo algo que dejó tremenda huella. Pero prefiero las teorías mágico-místicas.

Seguí con el día. Fui al mercado, compré cosas que se comen y un clavel. Medí el clavel contra la botellita de agua que hace de florero y procedí a cortar el tallo -en diagonal que es como conviene-. Corté el tallo y el corte llegó a la mesa: otra mesa, también de madera, donde está el microondas... un par de milímetros perdidos entre otras marcas y la mancha entintada del mueble. Me sentí la protagonista de "Nunca hables con extraños".

Silvia Parque

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