Escribía por ahí que
la tristeza quita lo crudo a los sentimientos amargos; si es simple, llena los vacíos; si se pone dramática trae consigo la fantasía de que una es el centro del mundo y la realidad va perdiendo realismo, haciéndose más fácil de procesar.
Lo malo es que a cierta edad, la tristeza ya no se "queda"; el sueño se la come, se disuelve en la ocupación fuera de casa, en el conocimiento demasiado asumido de que todo -cualquier cosa- va a pasar.
Silvia Parque
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