Está la modorra, una amable prisión de entumecimiento corporal que se presenta, por ejemplo, al dormir de más; no le hace daño al buen ánimo, pero lo mantiene en suspenso. Si es verano, puede enlentecer los parpadeos hasta convertirlos en siestas.
Y está el cansancio, digamos, efectivo, de los cuales hay muchos: el cansancio energetizante después del ejercicio, el alegre cansancio después del baile, y entre otros: el cansancio usurero, que cobra las malpasadas interés sobre interés; éste resulta especialmente gravoso, por cualidades como su capacidad para llenar de materia densa, la parte superior de la cabeza.
Silvia Parque
No hay comentarios:
Publicar un comentario