miércoles, 17 de agosto de 2011

Exhausta

Está la flojera, un desgane de actividad, que activa la evitación de esfuerzo; generalmente no se acompaña por carita feliz y no tiene relación directa con el sueño.

Está la modorra, una amable prisión de entumecimiento corporal que se presenta, por ejemplo, al dormir de más; no le hace daño al buen ánimo, pero lo mantiene en suspenso. Si es verano, puede enlentecer los parpadeos hasta convertirlos en siestas.

Y está el cansancio, digamos, efectivo, de los cuales hay muchos: el cansancio energetizante después del ejercicio, el alegre cansancio después del baile, y entre otros: el cansancio usurero, que cobra las malpasadas interés sobre interés; éste resulta especialmente gravoso, por cualidades como su capacidad para llenar de materia densa, la parte superior de la cabeza.

Silvia Parque

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