martes, 30 de agosto de 2011

El tiempo se escurre

Tengo serios problemas para entender distancias, tanto en el espacio como en el tiempo. Para mí puede ser un verdadero misterio el número de kilómetros entre una ciudad y otra, aunque conozca el dato. Pero es peor con el número de meses o años entre eventos. Y la dificultad crece cuando hay que huirle a los plazos, sea porque una fecha límite marca una última oportunidad o porque algo en la vida va a durar nada más hasta el cuarto para las doce.

Viviendo en el ambiente universitario, los plazos se refieren a la administración del ciclo escolar. La vida se divide en semestres y estos en "parciales" que van conformando el sentido de la "evaluación final", con su examen, trabajo, presentación o lo que corresponda. Así que de pronto, ahí están los primeros parciales, anunciando que el tiempo se escurre; que lo necesario es siempre para "ya".

Igual llegan las celebraciones de cumpleaños (alcanzar el primer cuarto de siglo fulmina, por ejemplo, cualquier ilusión fantástica de iniciar carrera como gimnasta olímpica).

Hay semanas que van corriendo hasta otro lunes, llegando al lunes siguiente, rumbo al lunes que viene y con completa desconsideración por parte de la vida: pasa un mes. Al final de agosto, los pendientes siguen en el mismo estado con el que han visto pasar el calendario. Pero suena una alarma, llega un aviso...

Silvia Parque

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